Desarollo de medicamentos
El desarrollo de medicamentos es un proceso riguroso, largo y costoso que busca garantizar que los nuevos principios activos sean seguros, eficaces y de calidad para su uso humano. Este proceso se divide en dos grandes etapas: preclínica y clínica, y culmina con la fase de farmacovigilancia post-comercialización. Puede tomar entre 10 y 15 años desde el descubrimiento de una molécula hasta su llegada al mercado (Kumar et al., 2012).
El desarrollo de medicamentos es un proceso complejo que no solo implica la creación y evaluación de compuestos activos, sino también el diseño de formulaciones farmacéuticas, la optimización de la administración y la consideración de factores regulatorios y económicos (DiMasi, Grabowski, & Hansen, 2016). Este proceso requiere la integración multidisciplinaria de la química medicinal, biología molecular, farmacología, toxicología y ciencias clínicas para maximizar la probabilidad de éxito terapéutico.
Una parte crítica es la optimización de la formulación, que garantiza que el fármaco tenga una liberación controlada, estabilidad química y biodisponibilidad adecuada. Tecnologías modernas incluyen nanopartículas, sistemas de liberación controlada y biotecnología aplicada (Patel et al., 2013).
El desarrollo también se ve influenciado por las estrategias regulatorias que varían entre regiones, lo que afecta la duración y costo de los ensayos clínicos. Las agencias regulatorias como la FDA, EMA y la Organización Mundial de la Salud establecen estrictos estándares para la aprobación de nuevos medicamentos, promoviendo la transparencia y seguridad (Kaitin & DiMasi, 2011).
Además, la farmacogenómica y la medicina personalizada están transformando el desarrollo farmacéutico, permitiendo adaptar tratamientos a perfiles genéticos individuales para mejorar eficacia y minimizar efectos adversos (Roden et al., 2019).
Finalmente, la etapa de farmacovigilancia es esencial para el monitoreo continuo de la seguridad del medicamento en la población general, permitiendo identificar reacciones adversas raras o de largo plazo que no fueron detectadas en los ensayos clínicos (Edwards & Aronson, 2000).
Etapa Preclínica
En la fase preclínica, se evalúa el compuesto en condiciones experimentales antes de ser probado en humanos. Esta etapa incluye:
Evaluación química y síntesis de la molécula activa
Se identifican y sintetizan moléculas con posible efecto terapéutico. Se estudian su estabilidad, pureza, solubilidad, y otras propiedades fisicoquímicas que influirán en su comportamiento biológico. Esta etapa incluye la optimización de la estructura química mediante técnicas de química médica, modelado molecular y estudios de relación estructura-actividad (González, 2018).
Evaluación farmacológica y toxicológica
Se realiza mediante estudios in vitro, en cultivos celulares o tejidos aislados, y in vivo, en modelos animales. Se determina la actividad biológica del compuesto, su toxicidad aguda, subcrónica y crónica, así como su efecto sobre órganos diana, reproducción, carcinogenicidad, mutagenicidad y genotoxicidad. Se aplican normas de Buenas Prácticas de Laboratorio (BPL) y criterios éticos bajo los principios de las “3R”: Reemplazo, Reducción y Refinamiento, para garantizar un uso ético de los animales de experimentación (Russell & Burch, 1959; EMA, 2018).
Etapa Clínica
Una vez superada la fase preclínica, el fármaco pasa a la fase clínica, donde se evalúa en humanos a través de distintos estudios secuenciales:
Fase I
Consiste en ensayos con un número reducido de voluntarios sanos (20-80). Se analiza la seguridad, tolerancia, farmacocinética (absorción, distribución, metabolismo y excreción) y la biodisponibilidad del principio activo. También se identifican los primeros efectos adversos y se define el perfil farmacológico del fármaco (Goodman & Gilman, 2017).
Fase II
Incluye entre 100 y 300 pacientes con la enfermedad para la que se desarrolla el medicamento.
Fase IIa (temprana): se busca determinar el rango terapéutico efectivo, es decir, establecer la Dosis Mínima Efectiva (DME) y la Dosis Máxima Tolerada (DMT).
Fase IIb (tardía): se optimiza el régimen posológico, definiendo dosis, frecuencia y duración del tratamiento, evaluando su seguridad y eficacia con mayor precisión (Martínez-Casanova et al., 2019).
Fase III
Implica estudios multicéntricos, controlados y aleatorizados, con miles de pacientes. Se compara la eficacia del nuevo medicamento frente a placebos o tratamientos estándar. Además, se busca detectar efectos adversos poco frecuentes y confirmar la efectividad clínica en condiciones reales, incluyendo pacientes con comorbilidades y en tratamiento con otros medicamentos (EMA, 2023).
Fase IV
Corresponde a la fase de farmacovigilancia post-comercialización. Una vez que el fármaco ha sido aprobado y comercializado, se sigue evaluando su seguridad y efectividad a largo plazo. Se recogen datos sobre reacciones adversas no detectadas en fases anteriores, nuevas indicaciones terapéuticas, interacciones medicamentosas, impacto en la morbimortalidad, y posibles fallas terapéuticas. Esta fase es esencial para garantizar un uso racional del medicamento en la población general (WHO, 2002).
Consideraciones especiales en Pediatría
En pacientes pediátricos, la dosis no se calcula linealmente a partir de la dosis adulta, sino que se basa en la superficie corporal del niño, ya que los procesos farmacocinéticos y farmacodinámicos varían con la edad, el desarrollo hepático y renal, y la maduración enzimática (Manual del Instituto Nacional de Higiene “Rafael Rangel”, 2020
Referencias:
DiMasi, J. A., Grabowski, H. G., & Hansen, R. W. (2016). Innovation in the pharmaceutical industry: New estimates of R&D costs. Journal of Health Economics, 47, 20–33. https://doi.org/10.1016/j.jhealeco.2016.01.012
Edwards, I. R., & Aronson, J. K. (2000). Adverse drug reactions: definitions, diagnosis, and management. The Lancet, 356(9237), 1255–1259. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(00)02799-9
EMA (2018). Guideline on repeated dose toxicity. European Medicines Agency.
EMA (2023). Clinical trial guidelines for medicinal products in humans. European Medicines Agency.
Goodman, L. S., & Gilman, A. G. (2017). The Pharmacological Basis of Therapeutics (13th ed.). McGraw-Hill Education.
González, F. J. (2018). Fundamentos de Química Farmacéutica. Editorial Médica Panamericana.
Kaitin, K. I., & DiMasi, J. A. (2011). Pharmaceutical innovation in the 21st century: new drug approvals in the first decade, 2000–2009. Clinical Pharmacology & Therapeutics, 89(2), 183–188. https://doi.org/10.1038/clpt.2010.297
Kumar, V., Abbas, A. K., & Aster, J. C. (2012). Robbins and Cotran Pathologic Basis of Disease (9th ed.). Elsevier.
Manual del Instituto Nacional de Higiene “Rafael Rangel”. (2020). Normas para estudios preclínicos y clínicos en medicamentos.
Martínez-Casanova, M., García-Sánchez, J. E., & Pérez-Santos, J. L. (2019). Ensayos clínicos: Fundamentos metodológicos y aplicación práctica. Elsevier España.
Patel, M. M., Patel, B. M., & Agrawal, Y. K. (2013). Nanosuspension: An approach to enhance solubility of drugs. Journal of Pharmacy and Bioallied Sciences, 5(1), 18–25. https://doi.org/10.4103/0975-7406.106559
Rang, H. P., Dale, M. M., Ritter, J. M., Flower, R. J., & Henderson, G. (2016). Rang & Dale’s Pharmacology (8th ed.). Elsevier.
Rodén, D. M., McLeod, H. L., Relling, M. V., Williams, M. S., Mensah, G. A., Peterson, J. F., & Van Driest, S. L. (2019). Pharmacogenomics. The Lancet, 394(10197), 521–532. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(19)31276-0
Russell, W. M. S., & Burch, R. L. (1959). The Principles of Humane Experimental Technique. Methuen.
World Health Organization (WHO). (2002). Safety monitoring of medicinal products: Guidelines for setting up and running a pharmacovigilance centre. WHO Publications.
Comentarios
Publicar un comentario